20110601

Despertar del Miércoles

Otra vez de madrugada

un tinto añejo,
un viento gélido
arroparon mis manos,

y en el rescoldo de la sombra y de la noche
la silueta de tus caderas asomaron

insinuando tu ralo pubis,
despojado levemente
de pudor sentido

tu vientre firme,
como un puente entre el deseo
se erguía con tus senos
a contraluz de la ventana;
y a manera de cobijo,
mis manos y mis labios
los cubrieron por segundos

cimbrando el poco espacio habido
y la piel tibia, contenida,
contenía
las aguas de la vida

y como otras noches
al momento de querer nombrarte
saliste de mis manos, de mis sueños.

Un Lunes
Un Martes

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